lunes, 23 de noviembre de 2009

Resumen de Juan Cacho o un Cacho de Juan

En este libro, Juan Cacho, un joven treintañero bastante desordenado, poco amante de la limpieza y licenciado en matemáticas, nos narra la historia de su día a día durante poco menos de un intenso verano. Durante este corto periodo de tiempo experimenta nuevas sensaciones y emociones, entre otras, se enamora de Amparo, una joven estudiante de segundo de económicas y alumna suya, por la cual se siente fuertemente atraído; por las tardes mientras acudía a dale clases particulares a Ángel, un quinceañero vecino suyo muy puesto en el tema informático, se dedicaba a darle consejos sobre las mujeres; solía comer en el "Dos Tercios Del Quinto" dónde charlaba con sus amigos, especialmente con Vicente, apodado "El Dedos" por su afición a mangar carteras. Sin darse cuenta, se ve envuelto en historias turbias relacionadas con la pornografía, y todo por meterse dónde no le llaman, en este caso, en casa de Odón Camuñas, el presidente de la comunidad, el cual es presuntamente acusado por haber asesinado a su esposa Remedios, y registrar en los cajones de su jefe, Jaime Calahorra. Con ayuda de todos sus compañeros y, especialmente de Nieves, la hermana mayor de Ángel, consigue descubrir todos los enrevesados misterios y descubrir la verdad sobre la repentina muerte de Remedios y la conexión entre Jaime Calahorra, Odón Camuñas y su querida Amparo. Finalmente, ninguno de ellos resultó ser lo que aparentaban.

Prólogo de Juan Cacho o un cacho de Juan

Cada vez que leo un libro se me pasa por la cabeza la idea de lo difícil que tiene que ser escribir un libro. Y siempre me pregunto: "¿En qué se basarán los autores de los libros para inventar esas historias tan enrevesadas?"

Al leer este libro, me he dado cuenta de que su autor, Francisco Palacios Chavez, malagueño de nacimiento, no le ha dado muchas vueltas a la cabeza para inventar la trama de este libro, valga la redundancia. Simplemente se ha centrado en el día a día que puede vivir cualquier persona.

Todos tenemos algún tipo de roces con nuestros vecinos, como muy bien refleja este libro, supongo que más de uno tendrá algún vecino con el cual tiene más afinidad y decide pasar por su casa para charlar, como es el caso de de Ángel, el vecino de Juan Cacho; algún vecino jovencito y alocado que da de qué hablar todos los días en el barrio, como el propio Juan Cacho; algún matrimonio bastante discreto y formal pero que a fin de cuentas sabemos que algo esconde, como se ve reflejado en el personaje de Odón Camuñas y su señora Remedios; y qué me dicen de la típica casera cascarrabias que se mete en todo, muy bien reflejada en el papel de Doña María del Pilar, la casera del bloque.

Quizás cuando este autor escribió esta novela se sentía bastante marcado por la gran influencia de series televisivas dedicadas a la crítica de comunidades vecinales, como pueden ser, "Aquí no hay quién viva" o "La que se avecina", entre otras.

Asimismo, este autor ha querido ir más allá del vecindario, y ha entrelazado a los personajes de una comunidad con otros personajes típicos que suelen aparecer en la vida cotidiana. Con esto me refiero al hecho de que un profesor jovencito tiene un romance con una de sus alumnas de la universidad. Por otro lado nos encontramos con el jefe encogido y agarrado al que, por más dinero que gane, le cuesta soltar la pasta a sus empleados, como es el caso de Jaime Calahorra. Y, como no, no podía faltar el amigo que a pesar de no ser tan buena persona como aparenta es muy querido y porpular entre los amigos, como vemos reflejado en Vicente.

En definitiva, desde mi punto de vista este libro es una crítica a la vida cotidiana que puede vivir cualquier persona en todos sus aspectos, ya sea con sus vecinos, con sus amistades, con sus jefes o con sus amores.

Relato corregido

Esta mañana me levanté temprano como todos los días. Me duché, me arreglé, me tomé el café, me peiné..., y, entre una cosa y otra, cuando miré el reloj, ya llegaba tarde. Salí pitando de mi casa, todo parecía apuntar que hoy sería un día como otro cualquiera. LLegué diez minutos tarde al trabajo. En mi oficina había cientos de papeles amontonados, mi jefa gritaba continuamente... En fin, un día como otro cualquiera. Todo cambió cuando decidí bajar por las escaleras en lugar de hacerlo por el ascensor como un habitualmente. Iba demasiado deprisa y, al no estar acostumbrada a bajar por las escaleras, tropecé con el segundo escalón y al caer quedé inconsciente, al menos eso dicen, porque yo no me enteré. Sólo sé que al abrir los ojos estaba en una habitación un tanto extraña, las paredes estaban pintadas de color azul y yo estaba tumbada en una cama que no era la mía. Todo era bastante raro, seguí mirando hacia un lado y hacia otro. Hasta que, de repente, vi a un joven alto, guapo, atractivo... Me encantaba lo que veía. Él, al ver que yo abría los ojos, se acercó a mí y, sin decir palabra, me besó. En ese momento me quedé perpleja y sin saber cómo, cuando ni por qué, estaba locamente enamorada. No dije nada, simplemente disfruté del momento; por una vez en la vida mi día dejó de ser como otro cualquiera.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Relato personal

UN DÍA COMO OTRO CUALQUIERA

Esta mañana me levanté temprano como todos los días. Me duché, me arreglé, me tomé el café, me peiné..., y, entre una cosa y otra, cuando miré el reloj, ya llegaba tarde. Salí pitando de mi casa, todo parecía apuntar que hoy sería un día como otro cualquiera. Llegué diez minutos tarde al trabajo. En mi oficina había cientos de papeles amontonados, mi jefa gritaba constantemente... En fin, un día como otro cualquiera. Todo cambió cando decidí bajar por las escaleras en lugar de hacerlo por el ascensor como un día cualquiera. Iba demasiado deprisa y, al no estar acostumbrada a bajar por las escaleras, tropecé con el segundo escalón y quedé inconsciente, al menos eso dicen, porque yo no me enteré. Sólo sé que al abrir los ojos estaba en una habitación un tanto extraña, las paredes estaban pintadas de color azul y yo estaba tumbada en una cama que no era la mía. Todo era bastante raro, seguí mirando hacia un lado y hacia otro. Hasta que, de repente, vi a un jóven alto, guapo, atractivo... me encantaba lo que veía. Él, al ver que yo abría los ojos, se acercó a mi y, sin decir palabra, me besó. En ese momento me quedé perpleja y sin saber cómo, cuándo ni por qué, estaba locamente enamorada. No dije nada, simplemente disfruté del momento; por una vez en la vida mi día dejó de ser como otro cualquiera.